Adica
Forma parte del colectivo de Collage, para un mundo con más lectores. Estudiante de Comunicación Social UCV. Prefiere escribir cuentos cortos (en honor a Augusto Monterroso) y largos (por Cortázar), ensayos (por lo flexible), guiones (todos los guiones) y frases, cientos de frases que bailan en su cabeza. No escribe poesía, pero si lo hiciera imitara al Chino Valera Mora.
En su top 10 se reúnen a beber buen vino
Julio Cortázar
Gabriel García Márquez
Roberto Bolaño
Eduardo Galeano
Mario Benedetti (el abuelo de todos)
Edgar Allan Poe
Santiago Gamboa
Alfredo Bioy Casares
Michael Moore (el gordito a quienes todos aman)
Chino Valera Mora
Si usted le pide que recomiende un libro ella va a hacer un gesto de impresión que será precedido por la duda y luego dirá El hombre más malo del mundo de Otrova Gomas. Y si le preguntan que obra hubiese querido escribir, su respuesta sería Cien años de soledad del Gabo Márquez.
Piensa que el mejor obsequio es un libro, pero el conflicto aparece cuando al comprarlo se inicia una fuerte relación de apego entre la obra y ella. En tales ocasiones, prefiere regalar otra cosa y secuestra el primigenio regalo. Si se ve forzada a hacer el obsequio (y hay ocasiones en las que ha tenido que hacerlo) el escogido sería un libro que no compraría para ella, por ejemplo, el último de Oriana Fallacci , algo de Carlos Fuentes o de Vargas Llosa.
A la hora de leer un libro es vital que éste la atrape en sus primeras líneas.
Su temática es variada pero cede ante un libro que relate historias de personajes que vayan al límite, intensos, fuera de serie o que a pesar de sus miserias sean brillantes. Y las historias que se enmarquen dentro de controvertidos entornos sociales o mágicos relatos de pueblos que ya no serán.
Es partidaria de la frase de Cortázar en Latinoamérica escribíamos antes de las editoriales y tal vez lo único bueno que nos ha dejado el boom latinoamericano es que hemos aprendido a leer en nuestro idioma (palabras más, palabras menos).
Si tuviese que hacer un collage de sus libros preferidos, iniciaría con:
Nunca se sabrá como hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada. Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna, o: nos me duele el fondo de los ojos, y sobre todo así: tú la mujer rubia eran las nubes que siguen corriendo delante de mis tus sus nuestros vuestros sus rostros. Qué diablos.
Las babas del diablo, Julio Cortázar.
En su infancia la marcaron Preguntas y respuestas de Charlie Brown, Mafalda de Quino, Condorito del ilustre Pepo, Peter Pan de James Matthew Barrie, El libro de la selva de Rudyard Kipling, Tío Tigre y tío Conejo y Contesta por Tío Simón. Entrando en la difícil pubertad se decantaba por Crónica de una muerte anunciada del Gabo, Piedra de mar de Francisco Massiani, y El hombre más malo del mundo de Otrova Gomas.
Cuando la mayoría de edad se acercaba (sin el recuerdo de unos 15 años celebrados) ella leía: Cuentos de Alfred Hitchcock, Caballo de troya de J.J.Benítez, Ami, el niño de las estrellas de Enrique Barrios, El náufrago del Gabo Márquez, Carrie de Stephen King, noveletas vaqueras y de terror de esas de bolsillo (suministradas por su abuelita).
Con unas canas más y la amenaza de ser independiente, Adica recurrió a La metamorfosis de Franz Kafka, El túnel de Sábato, La tregua de M. Benedetti, El coronel no tiene quien le escriba del Gabo, Cuentos y relatos de Allan Poe (traducidos por Julio Cortázar), La literatura nazi en América Latina y Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, Las armas secretas de Julio Cortázar, Cuentos de Bioy Casares, Novecento de Alessandro Baricco, Biografía de Julio Cortázar de Alberto Couste, Biografía de Francisco Goya de Elke Linda Buchholz, Cuentos y otros escritos de Horacio Quiroga, La loca de la casa de Rosa Montero, Contrafuegos de Pierre Bordieu, La vida está en otra parte de Milan Kundera, El escritor radical de Carlos Colina, Crimen y castigo de Fedor Dostoiesvki, Como agua para chocolate de Laura Esquivel y Estúpidos hombres blancos de Michael Moore.
De ser el protagonista de una historia, Adica no sería un personaje femenino, Santiago Nasar sería el elegido. Tal vez porque pasó noches enteras soñando con él, enamorada de su estampa y sufriendo porque él desconocía su destino. Una manera maravillosa de vivir ignorando las miserias humanas y a la vez, compartiendo, tirando, riendo, seduciendo, anhelando un futuro que nunca llegó pero que al final poco importa. Qué carajo: parte de vivir también es sufrir dice ella.
Comentario personal:
Como han visto, disfruto siendo Latinoamericana. No selecciono mis libros por capricho. De unos años para acá he aprehendido que somos capaces de generar un conocimiento local con un sello particular. Ese detalle que nos hace diferentes pero no ignorantes, ese deseo de expresión que nos carcome las entrañas y no sabemos cómo, ni cuándo expresar. Por eso defiendo la creación de este continente, por eso vivo y me enorgullezco de lo que somos y por eso disfrutaré cuando en los grandes legados de investigación, se tome en cuenta lo que se dice y hace en América Latina como un aporte más y no como una sarta de pendejadas. Sueño con eso.
Ser parte de esta muestra colectiva, no significa que somos especímenes de laboratorio. Es mucho más. He decidido participar en este proyecto porque si no quién aguanta a Inita con sus reproches y regaños. Sin embargo, la pasión que siento por la literatura es más fuerte y me golpea mucho más. Se los aseguro.
En su top 10 se reúnen a beber buen vino
Julio Cortázar
Gabriel García Márquez
Roberto Bolaño
Eduardo Galeano
Mario Benedetti (el abuelo de todos)
Edgar Allan Poe
Santiago Gamboa
Alfredo Bioy Casares
Michael Moore (el gordito a quienes todos aman)
Chino Valera Mora
Si usted le pide que recomiende un libro ella va a hacer un gesto de impresión que será precedido por la duda y luego dirá El hombre más malo del mundo de Otrova Gomas. Y si le preguntan que obra hubiese querido escribir, su respuesta sería Cien años de soledad del Gabo Márquez.
Piensa que el mejor obsequio es un libro, pero el conflicto aparece cuando al comprarlo se inicia una fuerte relación de apego entre la obra y ella. En tales ocasiones, prefiere regalar otra cosa y secuestra el primigenio regalo. Si se ve forzada a hacer el obsequio (y hay ocasiones en las que ha tenido que hacerlo) el escogido sería un libro que no compraría para ella, por ejemplo, el último de Oriana Fallacci , algo de Carlos Fuentes o de Vargas Llosa.
A la hora de leer un libro es vital que éste la atrape en sus primeras líneas.
Su temática es variada pero cede ante un libro que relate historias de personajes que vayan al límite, intensos, fuera de serie o que a pesar de sus miserias sean brillantes. Y las historias que se enmarquen dentro de controvertidos entornos sociales o mágicos relatos de pueblos que ya no serán.
Es partidaria de la frase de Cortázar en Latinoamérica escribíamos antes de las editoriales y tal vez lo único bueno que nos ha dejado el boom latinoamericano es que hemos aprendido a leer en nuestro idioma (palabras más, palabras menos).
Si tuviese que hacer un collage de sus libros preferidos, iniciaría con:
Nunca se sabrá como hay que contar esto, si en primera persona o en segunda, usando la tercera del plural o inventando continuamente formas que no servirán de nada. Si se pudiera decir: yo vieron subir la luna, o: nos me duele el fondo de los ojos, y sobre todo así: tú la mujer rubia eran las nubes que siguen corriendo delante de mis tus sus nuestros vuestros sus rostros. Qué diablos.
Las babas del diablo, Julio Cortázar.
En su infancia la marcaron Preguntas y respuestas de Charlie Brown, Mafalda de Quino, Condorito del ilustre Pepo, Peter Pan de James Matthew Barrie, El libro de la selva de Rudyard Kipling, Tío Tigre y tío Conejo y Contesta por Tío Simón. Entrando en la difícil pubertad se decantaba por Crónica de una muerte anunciada del Gabo, Piedra de mar de Francisco Massiani, y El hombre más malo del mundo de Otrova Gomas.
Cuando la mayoría de edad se acercaba (sin el recuerdo de unos 15 años celebrados) ella leía: Cuentos de Alfred Hitchcock, Caballo de troya de J.J.Benítez, Ami, el niño de las estrellas de Enrique Barrios, El náufrago del Gabo Márquez, Carrie de Stephen King, noveletas vaqueras y de terror de esas de bolsillo (suministradas por su abuelita).
Con unas canas más y la amenaza de ser independiente, Adica recurrió a La metamorfosis de Franz Kafka, El túnel de Sábato, La tregua de M. Benedetti, El coronel no tiene quien le escriba del Gabo, Cuentos y relatos de Allan Poe (traducidos por Julio Cortázar), La literatura nazi en América Latina y Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, Las armas secretas de Julio Cortázar, Cuentos de Bioy Casares, Novecento de Alessandro Baricco, Biografía de Julio Cortázar de Alberto Couste, Biografía de Francisco Goya de Elke Linda Buchholz, Cuentos y otros escritos de Horacio Quiroga, La loca de la casa de Rosa Montero, Contrafuegos de Pierre Bordieu, La vida está en otra parte de Milan Kundera, El escritor radical de Carlos Colina, Crimen y castigo de Fedor Dostoiesvki, Como agua para chocolate de Laura Esquivel y Estúpidos hombres blancos de Michael Moore.
De ser el protagonista de una historia, Adica no sería un personaje femenino, Santiago Nasar sería el elegido. Tal vez porque pasó noches enteras soñando con él, enamorada de su estampa y sufriendo porque él desconocía su destino. Una manera maravillosa de vivir ignorando las miserias humanas y a la vez, compartiendo, tirando, riendo, seduciendo, anhelando un futuro que nunca llegó pero que al final poco importa. Qué carajo: parte de vivir también es sufrir dice ella.
Comentario personal:
Como han visto, disfruto siendo Latinoamericana. No selecciono mis libros por capricho. De unos años para acá he aprehendido que somos capaces de generar un conocimiento local con un sello particular. Ese detalle que nos hace diferentes pero no ignorantes, ese deseo de expresión que nos carcome las entrañas y no sabemos cómo, ni cuándo expresar. Por eso defiendo la creación de este continente, por eso vivo y me enorgullezco de lo que somos y por eso disfrutaré cuando en los grandes legados de investigación, se tome en cuenta lo que se dice y hace en América Latina como un aporte más y no como una sarta de pendejadas. Sueño con eso.
Ser parte de esta muestra colectiva, no significa que somos especímenes de laboratorio. Es mucho más. He decidido participar en este proyecto porque si no quién aguanta a Inita con sus reproches y regaños. Sin embargo, la pasión que siento por la literatura es más fuerte y me golpea mucho más. Se los aseguro.
7 comentarios
Caribe -
Adica -
Adica -
magoo -
Caribe -
Muchos exitos con este proyecto!
Adica -
multivak -