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Inita Val

Junto a Adica y Galatea, forma parte del colectivo Collage. También estudia Comunicación Social (pero su pasatiempo es cambiar de universidades) ULA- UCV.

Prefiere escribir cuentos largos y novelas cortas. Su meta es garabatear guiones para documentales y hacer las mejores preguntas. La poesía la lee, pero poco la escribe (para bien de la humanidad). Tiene un sello personal a la hora de escribir: casi todos sus personajes mueren, esto hace que el negocio más rentable de sus historias sea el de las funerarias.

En su top 10 juegan dominó (dos equipos y dos mirones)
Fedor Dostoiesvki
Gabriel García Márquez
Julio Cortázar (con su sempiterno cigarro)
Ernesto Sábato
Hermann Hesse (el escritor de un esqueleto)
Nietzsche (el ídolo de mi generación)
Mario Benedetti (el abuelo de todos)
Juan Carlos Liendo (el enemigo de la televisión)
Jerzi Kozinsky
Aldous Huxley (con todo su “mundo feliz”)

Lo piensa mucho antes de recomendar un libro, pero luego de medir la estatura y el peso de la víctima, ella dirá: “Crimen y castigo” de Fedor Dostoiesvki. Casi siempre regalará libros (quebraría una editorial si fuese la dueña), un obsequio indicado es “El Principito” de Saint-Exupery, porque será bien recibido y no importa cuantas ediciones tenga el agasajado, siempre habrá algo nuevo para descubrir.

Cuando decide leer un libro (a menudo) la lógica le dice que debe subrayarlo, tachonearlo, escribir comentarios en los bordes y luego comentarlo, es una “reseñista” nata.

Prefiere las obras que desenrollen la psique humana y las interrelaciones sociales, obras que expliquen a cabalidad sus personajes, sus acciones, sus palabras, y el entorno en el cual se desarrollan. Por eso su escritor favorito es Dostoiesvki, no ha leído toda su obra porque ese es un placer que prefiere probarlo por bocados.

Para iniciar un collage de obras, Inita recurre (por ahora) a “Mendigos y orgullosos” de Albert Cossery.

“Gohar vivía en la más estricta economía de los medios materiales. La noción de la comodidad había sido proscrita hacia tiempo de su memoria. Odiaba rodearse de objetos; los objetos contenían los gérmenes latentes de la miseria, la peor miseria de todas, la miseria inanimada; la que engendra fatalmente la melancolía debido a su omnipresencia. Y no era que fuese sensible a las apariencias de la miseria; no le atribuía a ésta ningún valor tangible; para él siempre constituía una abstracción. Simplemente quería proteger su mirada de una promiscuidad deprimente.

La desnudez de aquel cuarto poseía para Gohar, la belleza de lo inaprehensible, en él se respiraba un aire de optimismo y libertad. La mayor parte de los muebles y objetos de uso ofendían su vista, no podían ofrecer ningún alimento a su necesidad de fantasía humana. Sólo las personas, con sus locuras innombrables, poseían el don de divertirlo.”


Aprendió a leer con “Coquito” (el de mimamamemima). En el primer grado le leía a toda su clase y su primera carta la escribió a los 5 años desde Pamplona (Colombia). Eso fue el principio de una relación imperecedera con las letras.

De pequeña leía hasta los carteles de las calles sancristobaleñas, pero luego fue mejorando el gusto. En sus pequeñas manos pasearon los cuentos de Andersen, los hermanos Grimm y Oscar Wilde, sufrió cuando cegaron a Miguel Strogoff , pretendió copiar el calendario de Robinson Crusoe, juraba que el Quijote luchaba contra gigantes y no contra molinos mientras sentía una tierna compasión por Sancho Panza y su pretendido reino de Barataria. Sin embargo, su pasión infantil era la historia, esos pedazos de vida que a fuerza de repetirlo se han convertido en una verdad posible.

Mientras crecía (o eso al menos creía ella) los libros se fueron adueñando de los sitios más curiosos de la casa: libros en la cocina, debajo de la cama, en el baño, en el escaparate, en las carteras, en la cesta de los juguetes, al lado de los cosméticos de su mami (la savaranola de los libros), en la cuna de sus hermanitas… y lo más importante, en las 24 horas del día.

En aquella época tropieza con Herman Hesse y su “Lobo Estepario”, “Sidharta”, “Narciso y Golmundo”, sueña con la elevación en cuerpo y alma de Remedios la Bella, se desespera ante la pasibilidad del esposo ciego de Maria Iribarne, reconoce el amor en la oscura relación de Martín y Alejandra, tiembla ante un título de Sábato “Abbadon, el exterminador” y consigue sosiego en el terror de Quiroga. Devora con avidez las obras de Allan Poe, se enamora del buen ser de Chance Gardiner, moquea con el triste final de Ofelia, renuncia al feminismo de Bovary y acto seguido desecha a Simona de Beauvoir. Pero lee a Camus y “La Peste”, mientras siente vergüenza por no poder escribir cartas como Benedetti.

Muy pronto comprendió que no crecería más, sin embargo el 1,63 de estatura le hizo comprender que debía ser grande en otro aspecto. Lo consiguió leyendo a Nietszche y su personalísima filosofía, y descubriendo los vericuetos sellados en personajes de Dostoiesvki.

Kafka le dibujó la vida que quería llevar, sueldo de burócrata y sueños de escritora. Rousseau y Hobbes son unos de los pocos escritores políticos que ha hojeado y aunque entre sus metas está leer ávidamente literatura marxista, aún no lo hace porque piensa que para todo habrá tiempo. Ensaya un acercamiento con “la política de izquierda” leyendo a Chomsky, Galeano, Moore y cortos escritos del Che Guevara. Mientras tanto se interna en la “Casa tomada” de Cortázar y sólo logran sacarla de allí unos personajillos que le provocan ternura, los cronopios.

De vida cruda prefiere a Truman Capote y a Sylvia Plath (una de las pocas mujeres, junto a Storni, a quien lee con gusto). Teme a los cocodrilos que describió Lorca pero es feliz con las caricaturas de Quino, de Mortadela y Filemón y con lo que lo poco que recuerda de Axterix y Obelix.

Otros libros ha leído, otros personajes ha saboreado, la lista es extensa y ella prefiere que el show (o el blog) se inicie ya. Pero falta una respuesta….

De ser un personaje le gustaría ser ella misma. Pero como esa respuesta no es válida, escoge a Remedios la Bella vestida de saco y con la cabeza rapada. Un modo natural de ser sobrenatural.

Comentario personal:
“Lo del banco del libro va en serio”.

3 comentarios

M@GOO -

Se te extraña amiga. Felicitaciones por este proyecto.

Caribe -

Perdon pues!
Luego me dices en q termino entre Heroes y Tumbas, bati el libro cuando mataron a Alejandra... Sabato es un asesino! Primero Maria... luego Alejandra, hasta ahi llego mi paciencia.
Tremendo proyecto este q piensan desarrollar.

multivak -

Se que te parecen tontos estos comentarios insipidos y cortos. Pero debo decirte WOW!

Ahora sentire verguenza de hablar contigo sobre libros y hablare mas de hormigas y moscos.

chau.